Y tampoco soy profesora. Me refiero a profesora al uso.
Sí, es enserio.
Digo en serio, porque en esta sección es donde debería estar contándote las mil maravillas que hago, lo buena que soy haciendo lo que hago, mi portfolio infinito y 40 mil imágenes.
Pero creo que hay cosas más interesantes que podría poner aquí. Porque todo el mundo tiene una historia……..
Y a todos nos encantan las historias… ¿no?
Si das cursos, te habrás dado cuenta de que a tus alumnos les encantan las historias y que recuerdan todo mucho mejor. Aprenden más y mejor.
Tú mismo que estás leyendo esto, haces lo que haces (trabajo, estudio, lo que sea) por algo. Es decir, tienes una historia. Tienes tu propia historia. Puede que seas médico porque toda tu familia es médico, y querías seguir la tradición. O estudiaste económicas para rebelarte. Puede que seas veterinario porque de pequeño viste como atropellaban un gato. O te dediques a poner fuerte a la gente porque siempre estabas enfermo de pequeño. Lo que sea, todos tenemos una historia.
La mía no es ni más interesante ni menos que la tuya. Es, simplemente, mía.
Hace años trabajé en un videoclub (si no sabes lo que es un videoclub… eres muy joven. Enhorabuena!) y me paseaba por el barrio para que se apuntaran a él, les acompañaba hasta el videoclub y les hacía una tarjeta de cartón que luego plastificaba malamente.
También he puesto copas en un bar, y he visto cosas que sólo se ven a esas horas. Además aprendí que con el tequila «malo» se desinfecta muy bien la barra del bar.
He tenido trabajos de todos los colores, y unos me han apasionado muchísimo y otros solo mucho. Es un defecto que tengo, que si algo no me apasiona me voy a otra cosa. Digo que es un defecto, porque creo que nunca vas a estar al 100% contento en algo. Siempre hay algo que te gustaría cambiar o mejorar.
Pero sobretodo, además de mil trabajos tanto buenos como malos, en todos ellos he terminado haciendo algo….
DAR FORMACIÓN.
En unos, porque me salía natural. En otros, porque me obligaban.
Sea como sea, he terminado dando cursos de todas las formas, tamaños y colores.
Y me he vuelto una enferma de los cursos. Una enferma de la formación.
Tanto de darlos como de recibirlos. Enferma total.
Eso es a lo que llamo ser un «academiante«.
Y a todo esto…. llegó un embarazo y la pandemia. Todo junto. Y un problema de salud grave (no mío, pero muy muy cercano).
Y todo junto. Todo a la vez.
Fui de las primeras embarazadas con Covid. Y a los pocos meses me veía viuda y madre primeriza con mascarilla. Menos mal que al final fue todo bien. Pero esos meses no los olvidaré en la vida.
Y llegó un bebé, que le dio la vuelta a todo. Literalmente a todo. No sólo a mi cuerpo, a mi sueño, a mi cerebro,…. sino a mis prioridades. Radicalmente cambiaron todas mis prioridades y se puso mi mundo patas arriba (Además de que llevo más de 3 años sin dormir, que se dice pronto)
Y no solo eso….. descubrí que ya no quería ir a un sitio físicamente a trabajar (a pesar de que me apasiona mi trabajo).
Ya no quería tener una jefa (ni buena ni mala).
Ya no quería un techo de salario. Ya podría ser la más máquina y petarlo, o ser una maldita ameba, que iba a ganar exactamente lo mismo. Eso no es justo, y no lo quiero. Ahora ya no.
Ya no quería pelearme por las vacaciones de navidad. O poder ir a la graduación de mi niño. Ya no quería.
Antes no lo veía….
Y ahora no puedo no verlo. Imposible no verlo.
Por lo visto se llama «efecto bebé«. No tenía ni idea de que eso existía. Pero me ha pegado muy fuerte. No sólo me ha pegado muy fuerte, sino que lo he interiorizado de tal forma, que ahora solamente quiero trabajar sin jefe, sin techo, y sin límites.
¿Y qué hice? Tendrás que apuntarte aquí para averiguarlo.
Ojo que todo tiene pros y contras, claro. Como todo en la vida. Es una elección, y en este caso he decidido montármelo a mi manera, y dando lo mejor de mi. Sin techos. Sin jefes.
Es una locura (o eso dicen en mi familia), pero es que no conozco otra forma de vivir ahora.
- Quiero poder dar cursos a mi manera.
- Quiero poder hacer las cosas a mi manera.
- Con mis normas.
- Con mi forma de cuidar.
Y quiero enseñar a otros a que también lo hagan. No a mi manera, ojo. Esta es mía y solo mía.
¿Qué quiero? Quiero que crees tu curso. Que lo saques de ese cajón y lo pruebes. Lo lances.
Pero sobretodo quiero que lo petes. Quiero que lo petes muy fuerte. Ahí sí que habré triunfado.
Y de todo esto… pues hablo semanalmente en los emails que mando a mi gente cercana. Si quieres leerlos, eres bienvenida.